2.5.09




Un momento de reflexión. Ya terminó. Sigo adelante y tropiezo. Me detengo a ver con que me tropecé. Continúo. Me tropiezo de nuevo. Ahí está la misma piedra. La corro. Y continúo.
No es necesario, muchas gracias, ya me levante. Tirada en el piso niego la ayuda. Me levanto sola. Esta vez me tropecé conmigo misma. Tomo aire. Continúo.
Me detengo. No hay más suelo. Doy la vuelta y regreso. Esquivo las piedras. Ya no me caigo.
Camino para el otro lado. “Cuidado, animales sueltos”. Tengo cuidado y calor. Me detengo, pero esta vez a descansar. Pasan los años mientras descanso. Estoy lista. Sigo mi camino.
Llego a algún lado, pero no a donde debería llegar. Pasan los años. Ya no se a donde voy. Recuerdo un diálogo. (- ¿Podrías decirme, por favor, qué camino he de tomar para salir de aquí? / - Depende mucho del punto adonde quieras ir / - Me da casi igual dónde / - Entonces no importa qué camino sigas / - ... siempre que llegue a alguna parte / - ¡Ah!, seguro que lo consigues, si andas lo suficiente. -).
Considero que he andado lo suficiente. He llegado. Por ahora.

No hay comentarios:

Publicar un comentario