Quizás fue por eso
la decisión de tomarla de la mano
mientras caminábamos hacia la parada,
yo sabiendo que me iba,
ella pensando que volvería.
Y fue entonces,
al dejarla sola en esa esquina,
que la miré,
y diciendo un auténtico sí con la mirada,
comprendí de que forma la quería.
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