
Camine por esa noche, esa noche que cambiaba de colores. Veía mi realidad, y no me interesaba la de los demás. Caminaba a mi compás. el ritmo era el del pacer, el de intentar llegarlo a conocer. Esos colores me dieron otro aire, un aire que muestra que no me importa la superficialidad. que de todo eso me puedo largar a llorar de tanto reír. Que no importa que manifiesten tanto por sus pieles. Que en sus trapos solo dice que hay dependencia. También se reconocer que el cuerpo si habla. Pero es una mera ilusión que se puede transformar fácilmente en religión.
Estuve esperando que vengan a hablarme los habitantes. Pero las risas de seguro que los espantaron, pues ellos no tienen ganas de reír todavía. Ellos creen que la risa desprende partes de su alma.
Si uno llora mucho sabrá que la risa también puede ser tan mala como la pena. Es más rápida, y es una muerte más efectiva. Yo entre la alegría y la pena, prefiero la tranquilidad del llanto doloroso.
La risa es la asesina mas efectiva, porque uno nunca la culpa de que es asesina. Como van a pensar que la risa es algo malo, es mas la consideran como un buen remedio. La risa es una droga, que una vez que la sentiste, la quieres volver a sentir. Te aturde, la comunicación interpersonal hace cortocircuito entonces no informa, solo hacen cosquillas las chispas que hacen las conexiones neuronales. Y te quita el aliento, lo cual produce mayor estrés. Al terminar la risa, cuesta a uno recuperarse, será que los habitantes tienen razón? que sin darnos cuentas nos robaron una parte del alma?
Aún así, los habitantes seguían sin acercarse a hablarme. No sólo le temían a la risa, sino a los sentimientos. Entonces comprendí su realidad. Los sentimientos causan reacciones inesperadas, pensamientos destructivos, cortocircuitos y sensaciones placenteras, aunque agobiantes. Los habitantes les temen.
Es por eso que no se acercaban a hablarme. Muchos perdieron pedazos de almas por una risa frenética, superficial y falsa. Pero muchos otros perdieron pedazos de alma por haber amado hasta los huesos, y haber perdido, y con el fin de ese amor se les fue el alma.
Y yo, que caminaba por esa noche, ignorante del peligro de los sentimientos, descubrí la verdad. Y no pude evitar reír de mi ignorancia, mi cuerpo se retorcía con el sonido de mi risa, mis ojos derramaban lágrimas de nervios, mi corazón se quería desprender de mi cuerpo. Hasta que me detuve. Y los colores desaparecieron, y ya no era de noche, y ya no existía nadie.
Caminé de regreso, sin preocuparme por conocer el placer, sin pensar. Entre en mi habitación, y dormí. Ya era de día.
(escrito en conjunto con un viejo amigo, al que extraño y el que ya no esta)