13.10.09

Hablemos de género. Muchas personas pensarán en la seda, el jersey o el jean . No, ese género no. Tampoco es el género discursivo, dramático, o épico.

Hablemos de género como una construcción cultural que las sociedades imponen al individuo, género en femenino o masculino con una serie de conceptos e ideas que definen. Ahí aparecen las primeras exclusiones, es desde la base de nuestras expresiones y nuestras significaciones que comenzamos a excluir.

Hablar de varón/mujer, femenino/masculino, hasta de heterosexual/homosexual, por muy inclusivo que suene, es una manera de invisivilizar, de discriminar y de ignorar.
Muchas veces uno lo hace por ignorancia. En la escuela, la educación formal, nos enseñan que hay un macho y una hembra, que el “hombre” nace, crece, se reproduce y muere. No hay posibilidad de no ser mujer y tampoco ser hombre. No nos enseñan la posibilidad de ser mujer y sentirte hombre, ni tampoco de la de ser hombre y sentirte mujer, o la posibilidad y elección de no ser ninguno. El sistema necesita catalogar y etiquetar. Tampoco nos enseñan que no hay una sola forma de ser mujer y sentirte mujer o de ser hombre y sentirte hombre.

¿Qué pasa cuando crecemos? A veces sucede que sos una nena de 10 años y te obligan a jugar a las muñecas, mientras lo único que querés es jugar con la pelota (marimacho). O sos un varón de 18 años y te gusta cocinar y vestirte bien (trolo). Pero no se supone que estas cosas pasen.

Vivimos bajo las normas de un sistema binario. O sos hombre o sos mujer, si no, estás fuera.
Si tenés vagina sos mujer. Si sos mujer, tenés que vestirte de rosa y jugar a las muñecas a temprana edad. En la adolescencia deben atraerte sexualmente los hombres. De adulta parirás mil hijos, formarás una familia y cuidarás de ella.
Si, por lo contrario, tenés un pene, eres hombre. Si sos hombre jugarás a los autitos y a la pelota. De adolescente te excitarás al ver mujeres y la masturbación te estará permitida para el pleno desarrollo sexual. De adulto te casarás con una mujer a la cual preñarás las veces que consideres necesario y alimentarás las bocas que traigas al mundo.
De no cumplir esto, no tendrás los mismos derechos y libertades que las demás personas. Hasta tal vez dejes de ser considerado persona, y se abuse de ti por degeneradx. Pueden tildarte de inmoral, pero peor aún de amoral, porque las otras morales fuera del código hegemónico, casi siempre se invisibilizan.

Ser mujer, a su vez, significa estar por debajo del hombre, por más que hoy en día ganamos espacio público, aún nos falta ganar espacio privado, donde constantemente somos reducidas a menos. Si sos heterosexual, está todo bien, si sos homosexual haremos tu vida imposible. De bisexualidad ni se habla y los “travestis” son aberraciones, prostitutos o Flor de la V. Las lesbianas son unas locas de mierda, seguramente machonas y sumamente resentidas con los hombres. No son muchas, según el gran imaginario colectivo.
Lo que acabo de reseñar es demasiado simplista, burdo y hasta parecería cierto. Pero no, queridos lectores. Esta no es la realidad, ni siquiera en Tucumán.

El género no es la expresión de un ser interior, o la interpretación de un sexo que estaba ahí, aun antes del género.
La estabilidad del género depende de una alineación entre sexo, género y sexualidad, una alineación ideal que en realidad es cuestionada en forma constante y falla permanentemente.

El género es una actuación. La actuación que podamos encarnar con respecto al género estará signada siempre por un sistema de recompensas y castigos. Esta performatividad del género es una práctica social, una reiteración continuada y constante, en la que la normativa del género se negocia.
Si concluimos que el género no existe por fuera de esa normatividad, o sea que no esta en el cuerpo del sujeto, las normas del género no serían algo distinto que la reiteración y actuación de esas mismas normas. Por lo tanto estas normas están sujetas a la resignificación y a la negociación.


Yo me transformo al transformar. Yo soy hecha por la historia al hacerla.

4 comentarios:

  1. cuestiones culturales...
    o acaso imposiciones?
    constrcciones?

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  2. en donde encajaria yo que odiaba las barbis pero tampoco perseguia una pelota?Me gustaban los rompecabezas =S ya de pendeja me complicaba la vida...
    Creo que las clasificaciones en la temprana edad se heredan.. cuando adquiris conciencia podes elegir como ver las cosas..

    pd:me gusta el nombre de tu blog

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  3. La perspectiva de exclusion(?)
    Esbozo de un empuje hacia lo definido y lo falto de ambigüedad.
    Creo que no hubo una enérgica distinción entre sexo y género a lo largo de la historia , con ceptos mezclados y demás....

    Me gusta como escribis.
    Saludos

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  4. Me gustó lo de empezar a ganar espacio privado.
    Me gustó tu blog, en general.

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